En una noche donde el tiempo pareció detenerse, Erreway confirmó que la química y el espíritu rebelde que los catapultó a la fama a principios de los 2000 siguen completamente intactos. La banda, surgida de la icónica telenovela Rebelde Way de Cris Morena, se presentó en el Antel Arena de Montevideo para ofrecer su segundo show del año en Uruguay, una cita que se sintió como un verdadero viaje al pasado para miles de fanáticos.
Lo que muchos asistentes notaron con asombro fue una asombrosa coincidencia del destino. Veintidós años después de su histórica presentación en el Palacio Peñarol, el 22 de noviembre, Benjamín Rojas, Felipe Colombo y Camila Bordonaba regresaron al país charrúa ¡otro 22 de noviembre! Un guiño que parecía haber sido escrito por la propia Cris Morena, la artífice de este fenómeno que hoy, gracias a plataformas como Netflix, ha conquistado a una nueva generación que asistió al concierto de la mano de sus padres, los adolescentes de aquella época.
La Magia del Reencuentro que Traspasa Generaciones
A pesar de la notoria ausencia de Luisana Lopilato —quien se hizo presente a través de un emotivo video proyectado en las pantallas— el trío demostró una complicidad inquebrantable. Con la gira denominada "Juntos otra vez" y abriendo la noche con el hit “Girar”, el público fue testigo de una explosión de emociones y música que desdibujó la línea entre el pasado y el presente. Desde el primer acorde, la energía adolescente se apoderó del recinto.
Benjamín Rojas, visiblemente emocionado, compartió con el público: “Estuvimos destinados a vivir algo único y que estuviéramos juntos para siempre”. Un sentimiento que resonó profundamente en los asistentes, muchos de los cuales han crecido junto a ellos o han transmitido la pasión a sus hijos. Rojas también lanzó una frase que se sintió como una declaración de amistad eterna: “Aún caminando separados, nuestro amor está intacto”.
Camila Bordonaba, quien se quebró de la emoción al interpretar el tercer tema, confesó entre risas que se había ambientado escuchando música uruguaya en el camerino, mencionando a Cuatro Pesos de Propina y Congo. Luego, cedió el turno a Felipe Colombo para desatar la locura con “Y te soñé”, que culminó en una ovación rotunda. El show también tuvo momentos de profunda intimidad, como la dedicatoria de Benjamín de “Mi vida es” a sus padres presentes y el sentido homenaje a figuras que los marcaron y que ya no están, incluyendo a Romina Yan y Arturo Bonín, a quienes recordaron cantando “Qué se siente”.
La Voz de Cris Morena y una Banqueta Rebelde
Uno de los momentos más esperados por los fanáticos de la factoría Cris Morena llegó con la aparición de la voz de la productora en las pantallas. Acompañada de imágenes retrospectivas, Cris Morena sentenció: “El mundo necesita espíritus rebeldes que puedan cambiarlo”. Este mensaje sirvió de introducción para el bloque de canciones lentas, el íntimo “living” preparado por el director musical Willie Lorenzo.
En este segmento de baladas, “Será de dios” se convirtió, previsiblemente, en el clímax emocional: miles de luces de celulares iluminaron el Antel Arena, creando un coro masivo y desatando algunas lágrimas entre el público. Fue justo en este ambiente de melancolía que se produjo el instante más divertido y comentado de la noche.
Benjamín Rojas perdió el equilibrio en su banqueta, notando que el asiento estaba averiado. Lejos de intentar disimular, el actor y cantante bromeó con su percance diciendo: "Digan que fue Shakira", quitándose la responsabilidad del accidente con humor. La ocurrencia desató las risas y la complicidad en el escenario, donde Camila le siguió el juego preguntándole quién cantaba al día siguiente, a lo que Benjamín respondió que tocaría la banda "Sin banqueta".
El momento se resolvió cuando personal de producción le acercó un nuevo asiento, pero no sin antes generar una anécdota inolvidable que rememoró Felipe Colombo: "Hemos roto varias cosas, sillones, una pared y ahora una banqueta".
El show culminó con los tres artistas vistiendo camisetas de Uruguay y un setlist que recorrió todos los himnos de la banda, cerrando con “Sweet Baby” y “Bonita de más” como broche de oro. Erreway, a dos décadas de su génesis, demostró que sigue más vivo que nunca en la memoria emotiva de un público que, esa noche, por fin tuvo su recompensa.
Fuente: EL PAÍS












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