Damián Canduci y un documental sobre Sebastián Cura

El casting propio. Trabajó para Cris Morena armando los elencos de sus programas y obras, y ahora se luce en “Contra las cuerdas”, el programa con Rodrigo de la Serna en Canal 7.

Hoy es la Turca, en Contra las cuerdas, un personaje oscuro que roba autos y es amigo del protagonista, Rodrigo de la Serna. Pero también dirige y coproduce con Cris Morena un documental sobre un chico que padece síndrome de Down y que trabajó una temporada y media en Casi ángeles, en tiempos en que él era el jefe del Departamento de Casting de Cris Morena Group.



Pero vamos por partes. La historia de Damián Canduci en los medios tiene que ver, netamente, con la amistad y los afectos. Porque fue su gran amiga desde los 15 años, Romina Yan, la que primero lo animó para que probara con las cámaras. Eran tiempos en que este joven, que pensaba estudiar Derecho y jugaba al rugby en el Club Pueyrredón, ni pensaba en las cámaras.

“Romina estaba de novia con mi hermano, Gaspar, que trabajaba en Jugate conmigo y nos hicimos muy amigos. Un día Cris me vio y me dijo que hiciera una prueba sin ningún compromiso para un personaje en Life College, la novela que iba dentro de ese ciclo. Me dijo que si no me gustaba, me dejaba libre para seguir con mis cosas. Hice la prueba y en seguida me di cuenta de que esto de actuar me encantaba, así que a los pocos días ya me había anotado para estudiar con Julio Chávez”, cuenta Canduci, que nació en zona Sur y se crió en zona Norte.

Resulta que Cris y Gustavo Yankelevich se convirtieron en sus padrinos artísticos (“sólo tengo elogios y palabras de agradecimiento para con ellos, saben que los quiero”, dirá varias veces). Y Julio Chávez, en tanto, resultó su gran maestro. “El me dijo que me anotara en el Conservatorio. Y terminé la carrera. Mientras, me convertí en su asistente, que fue como una beca. Y cuando armaba con él las muestras, hacía participaciones en la tele, como en Montaña rusa, Poliladron o RRDT”.

Canduci hizo también mucho cine. ¿Lo último? Amor en tránsito (Lucas Blanco), que coprotagonizó con Sabrina Garciarena, y fue premiada en el Festival de Cine de Mar del Plata. Pero antes ya había trabajado en Bajo bandera (Juan José Jusid), Pura sangre (Leo Ricciardi), Horizontal/vertical (Nicolás Tuozzo) y Plan B (Marcos Berger).

Volviendo a la tele, ¿cómo te llegó la propuesta de “Contra las cuerdas”?
Cuando me enteré de que se iba a hacer este proyecto, ya desde el vamos me pareció interesante por todo el elenco. Yo venía de cuatro años de ser el responsable de casting de Cris Morena Group. Fueron años increíbles, donde aprendí un montón y creo que pude aportar. Para lo primero que me llamó fue para Bella y Bestia y ahí le armé ese departamento. También me confiaron el casting de Casi ángeles de España, trabajé para Despertar de primavera y a Tomás Yankelevich le armé el casting de Súper Torpe. Cuando pasó lo que pasó (se refiere a la muerte de Romina) hablamos con mucha sinceridad con Cris porque estábamos todos muy golpeados, y nos dimos libertad para intentar hacer cosas que nos hicieran bien. Soy muy amigo de Maxi Ghione (trabaja en Contra ...) y de Alejandro Maci, que es el director general. Maxi me insistió para que llevara material mío. Y por suerte se coparon al toque.

¿Qué te interesó de la Turca?
Todo. Es un tipo del Conurbano que por necesidad y por intentar tener un lugar en el mundo empieza a robar autos. Pobre, encima termina metido sin ni siquiera tener injerencia sobre la parte gorda del asunto. Es un tipo muy marginal, así que cuidé mucho la manera de hablar. Además, me interesó esto de la tele diaria, que te pide resolver al momento.

Ibas a hacer teatro con “Un tranvía llamado Deseo”, pero te bajaste. ¿Qué pasó?
Que me di cuenta que entre la tele y el documental que estamos haciendo no iba a poder cumplir bien con todo. Por suerte la producción de la obra lo entendió muy bien, así que se los agradezco.

¿De qué trata el documental?
Es la historia de Sebastián Cura, un chico con síndrome de Down que trabajó en Casi ángeles y al que yo preparé durante tres meses. El día que vino a la primera reunión conmigo traía una remera que decía: “Nadie es perfecto”. Y me desarmó. Yo había trabajado en el Borda dando talleres a chicos con parálisis cerebral. Pero Sebastián vino con esa actitud tan positiva que me pareció que había que contarlo. Y en eso estamos.

Fuente: Clarín

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